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Martha, Marcy May Marlene de Sean Durkin: Enmascaramientos y Sectas

"Para comprender a una mujer hay que saber leer entre líneas"
Ángela Sánches



Una casa de madera aislada en medio casí de un bosque algo húmedo, donde cantan los pajaritos en el fondo y una chica se recuesta en algún rincón recogiendo sus piernas dentro de sus brazos, abarcándolas como sí se le fuera a escapara algo de sí misma, de no hacerlo.  Mientras tanto hondea la ropa colgada de todos los que viven en esa casa, ropa que no le pertenece a nadie, sino a todos, porque la propiedad es colectiva en esa “comuna” o comunidad.

La película retrata la intimidad de Martha, una chica solitaria y silenciosa en medio de una comuna de gente que parece querer vivir una vida alterna al sistema, pero también retrata el enmascaramiento, tanto en su intimidad femenina, como en el paisaje hippie que parece vivir este bucólico paisaje.  Por un lado nos permiten ser testigos de un lugar en el mundo, como se llamaba la película de Adolfo Aristarain (1992), en este caso, el lugar esta en la mente de Martha, en la negación de sí misma, en anularse así mismo como sujeto, y permitirse ser alienada por el Otro, uno que al parecer tiene todas las respuestas, y le ahorra a ella, el trabajo de buscarlas.  Aun cuando esas respuestas incluyan, por supuesto, la violación y el asesinato.


Entonces nos pintan en este paisaje campestre, casí una isla paradisiaca de la civilización, con pretensiones de república independiente, propios de la Aldea de Night Shyamalan, pero algo más placida, folk y libertaria.  Y todo eso no es más que una fachada, una fachada que encubre a unos seres que pretendiendo, ser críticos con el sistema, con el capitalismo, con la propiedad privada, se aíslan, pero terminan reproduciendo un montón de vicios y taras que no mejoran la sociedad, ni al ser humano, y donde el resentimiento profundo parece ser el motor de todo.  El resentimiento claro, de no sentirse incluidos en esa otra sociedad.  Son seres incapaces de superar ese resentimiento y crear ahí sí, una verdadera alternativa, que en algo mejore, lo que critican, y que por supuesto, muchos sabemos que es un gran fracaso, como es la sociedad civilizada y absorbida por el capitalismo, hoy en día.

Este tipo de comunas tan parecidas hoy en día a las plagas, porque no merecen otro nombre, PLAGAS, de sectas religiosas, sectas del éxito y el desarrollo personal que impliquen desarrollo del bolsillo también, sectas o tribus culturales, son de alguna manera también retratadas aquí.  Aquellas donde un discurso galvanizador, más allá de los ideales que persiguen, facilita la evasión en donde el sujeto no exista, ni tampoco la toma de decisiones personal, y se vende el confite de una Falsa Libertad.  Todo con el veneno al final, de que sí hay uno o algunos que salen ganando mucho con la perdida de autonomía de la mayoría, ya sea engordando una cuenta bancaria, o aprovechándose de los demás.  Hoy una ciudad como Pasto en Colombia vive una tragedia similar a la de esta película, una especie de hipnosis masiva, o delirio masivo inducido a través de la religión y la fe, desembocante en toda una serie de episodios vergonzosos donde los derechos humanos de muchas personas quedaron por los suelos, por culpa de una de estas sectas, o comunas, o ponle el nombre que quieras. 

Lo que el director ha logrado con mucho merito es ser capaz, no de contarnos una historia, lo cual no es fácil, pero es más cotidiano en el cine, sobre esta temática, sino de transmitirnos una percepción, una sensación casí, un estado, un lugar en la mente de Martha, una victima de este tipo de alienación, pero también del vacío de su vida.  El cine en una de sus cimas, creo yo, lo que alcanza es transmitir esas sensaciones y percepciones de algo que le sucede a alguien.  Esa transmisión, por supuesto, no es algo claramente tangible ni fácil de hacer explicito con palabras, la sientes viendo una película, o no es así.

Entonces se ha retratado aquí el estragamiento, el anulamiento de un ser y como es enmascarado dentro de su apariencia, su voz, su mirada, su cuerpo, y la especie de secta bucólica que la ha devorado. En ese anulamiento interior, como dentro de un océano o un trago de licor, fluye de un lado a otro, un record profundo que no encuentra como expresarse.  Parecería que cuando anulan tu voz, así sea, con tu consentimiento, se alberga una gran agresividad, un estallido de personalidad, que no saldrá sin hacer estragos.
Para comprender a Martha hay que leer muchísimo entre líneas, porque hay párrafos y párrafos de cosas no dichas.
Director y Guión: Sean Durkin.  USA 102 min. 2011
Elenco: Elizabeth Olsen, Sarah Paulson, John Hawkes, Hugh Dancy, Maria Dizzia y Julia Garner.  Productora: Fox Searchlight Pictures, Cunningham & Maybach Films, FilmHaven Entertainment, BorderLine Films, This Is That Productions.
Premio a la Dirección del Festival de Sundance (Sección Drama), Premios de la Crítica de Boston, Ohio, Chicago, Florida, Los Angeles, Phoenix y Vancouver.  Mención Especial del Festival de Ghent a Elizabeth Olsen.
Nominada al Festival de Cannes en la Sección "Una cierta mirada".

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