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Synecdoche New York: Las imposibilidades del arte

Y nada de lo que digas, amor, va a sacarme de este desierto (Fito Páez)

Como sí se tratará del canal que lleva a la asfixiante cabeza de John Malkovich, así mismo caemos en el universo Kaufman, no es nada del otro mundo, es un pequeño submundo del arte neoyorkino, en el cual hay una tremenda sobrestimación de lo masculino y por lo tanto una permanente crisis de ello. Una crisis en la cual hace aguas todo eso para lo que se supone un hombre debe servir o sobresalir. En ese mundillo los hombres o la hombría esta sobredimensionada, la hombría y sus problemas internos, no se trata de cualquier tipo de hombres, sino generalmente artistas, a veces con cierto sobrepeso y malestares.  En lo preferible cercanos a lo dramatúrgico, el cine o el teatro, incluyendo las marionetas, por supuesto. Sus vidas son infelices, parte de su infelicidad esta ligada a crisis creativas, así como también a la imposibilidad del amor, aun estando cazados o con parejas y familias.

En el fondo nada raro de la vida adulta contemporánea común. Lo especial es que quizás, los personajes de Kaufman se quedan atascados ahí, y hacen de esas crisis su hábitat, y por tanto la materia prima de estas películas, en las cual ha sido guionista y ahora también director.  Son personajes que por momento recuerdan a Sheldon Cooper de The Big Bang Theory, en su incapacidad para asumir que el mundo no es lo que el desea del mundo, con la diferencia de que no tienen la capacidad para abstraerse totalmente en sus oficios, sino más bien para vivenciar al máximo sus lados más precarios, y hacerlos arte, porque no.  Son hombres entonces que fallan ante sus propios ojos, como padres, amantes, artistas, incluso seres humanos, es decir, todo eso que los demás esperan de ellos, y los ideales que tienen de sí mismos. Incluso algo anulados por lo femenino.


La honestidad de mostrar los pedos mentales

Aquí vale valorar, la forma en que Kaufman nos presenta este tipo de crisis de la edad adulta. Bien podría enmascararla dramatúrgicamente de la manera más coherente y sobria posible, como lo haría cualquier guionista o director. Así serian películas más al uso, más corrientes y comestibles. Pero opta por tratar de dar cuenta de esos embrollos sin edulcorarlos, a riesgo de parecer incomprensiblemente agotador por momentos. Es tanto como sí fueras donde un psicoanalista a contarle tu ultima pesadilla o extraño sueño, pero en lugar de contarlo tal cual, con sus inconsistencias, sombras y vacíos, lo guionizas como una película totalmente hilada con comienzo, nudo y desenlace. Ya no estas dando cuenta, de lo que soñaste en verdad, y de paso de quien eres y como te sientes. Es importante el como, quizás tanto como el que.
 

El arte como salida del atolladero que es la vida

En ese mundo embrollado de Kaufman y del personaje principal de esta Sinécdoque, en lugar de encontrar una vía fantástica a través de la ciencia como en Eterno Resplandor de una Mente Brillante (2004) o En la cabeza de John Malkovich (1999) o mediante la intriga en Adaptación (2002), se recurre de forma radical al arte para encontrar una salida. En ese caso el teatro, una quinta esencia del drama, poderosa según Caden Cotard, el protagonista, una capaz de hacer sentir algo a los demás.  Una búsqueda de la verdad en el mundo mediante el teatro. O también una verdad más fácil de digerir que la vemos día a día en la vida que nos toco vivir. Así que Caden Cotard, huye, crea, es lo mismo, a través de un hoyo, cual Alicia detrás de su conejo. El agujero tiene al final un hangar como gran escenario y bambalinas que pretenden semejarse a una gran ciudad, una versión reducida de New York.  El tiempo como en Wonderland, va a otro ritmo, para Caden.

La búsqueda a través del arte de una realidad diferente lo convierte en estética, en juego, en simulacro, en un ensayo en el cual se pasa de imitar para suplantar. Más sin embargo como todo juego o en este caso, experimento artístico de larga duración y estudio, esa pretendida fuga de la realidad no aceptada, también construye sus propias reglas. Esas reglas hacen que en el teatro montado que imita a la realidad, también haya dolor, vacíos, fallas, desamores, desencuentros, fichas que no encajan donde desearíamos.



Y es ahí donde todo se complica, donde la vía del arte se tiene que multiplicar a sí misma una y otra vez, buscando una imitación o suplantación que jamás podrá anular la realidad, porque la realidad es una dimensión que esta en nosotros mismo, no en un lugar ni en un escenario. Incluso la realidad misma ni siquiera existe por sí sola, es una conjunción de fenómenos mentales y simbólicos que no dejan de sucederse, yendo a comprar la cena, tomando el bus, haciendo arte o declamando un poema de amor.

Así que al final del experimento en busca de una verdad más verdadera que la realidad misma, o más llevadera tan solo, concluye en la comprensión tardía del personaje “creador” de haber aprendido a vivir, o a saber como y para que vivir. Tal como el personaje de Borges que busca un mapa para terminar descifrando que era su propio rostro al final de su vida. Caden encuentra a través del teatro cual es el objeto de deseo indicado, las palabras y actitudes justas como padre, el tiempo para los otros, todo en un instante epifanico, pero final.

Como colofón la obra jamás fue vista, el arte jamás sirvío a otros propósitos que el de los creadores, los actores, actrices, dramaturgos, asistentes y demás, solo ellos vieron sus frutos. Tal como sucede también normalmente, el gran motín de un proceso artístico se lo lleva el mismo artista, no el público. El artista ha vivido un universo de dilemas, idas y vueltas dentro y fuera de sí que lo han hecho evolucionar, ser otro y volver. De eso el publico tiene una pincelada, impactante tal vez, pero fugaz y solo perdurable en el publico conocedor o el que indaga en las obras que ha presenciado. 

Así Kaufman nos ha compartido de la mano todas las vidas de un creador, las que no vive y quiere vivir, en las que busca multiplicarse, en una especie de tragicomedia algo absurda y con moraleja, o sentencia. La película en un principio se esperaba la dirigiría Spike Jonze pero este opto por hacer Donde Viven las Cosas Salvajes (2009), así que así tenemos la opera prima de Charlie Kaufman.



Dirección y Guión: Charlie Kaufman. 124 min. USA 2008
Reparto: Philip Seymour Hoffman (Caden Cotard), Samantha Morton (Hazel), Michelle Williams (Claire Keen), Catherine Keener (Adele Lack), Emily Watson (Tammy), Dianne Wiest (Ellen Bascomb), Jennifer Jason Leigh (Maria), Hope Davis (Madeleine Gravis).
Producción: Anthony Bregman, Spike Jonze, Charlie Kaufman y Sidney Kimmel.
Productoras: Likely Story, Projective Testing Service, Russia, Sidney Kimmel Entertainment
Nominada a la Palma de Oro de Cannes, Premio Gotham a Mejor Reparto, Premio al Espíritu Independiente a Mejor Debut y Premio Robert Altman, Premio a Mejor Guión Original para la Crítica de Cine de Austin (USA) y Premio a Mejor Diseño de Producción de la Crítica de Cine de Los Angeles (USA).

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