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BESTIAS DEL SUR SALVAJE DE BEN ZEITLIN (2012) O LO QUE ES LO MISMO, LA VIDA...

Cine para desbordarse hasta el llanto y dejarlo que sea un canto a la vida, y a la muerte purificadora, en el que no avergonzarse de esas lagrimas, ni de los odios, ni de nuestros sudores, ni de todo aquello que nos hace humanos, básicos, libres, quiméricos, atávicos, primarios, como un rio crecido en medio de la tormenta, visceral y vital. 


Mientras otras películas anunciaban una especie de apocalipsis indie, o en el cine independiente, como una especie de metáfora de una muerte o deceso del espíritu humano, tales como Take Shelter, Melancolía o El Árbol de la Vida, Bestias del Sur Salvaje asume el apocalipsis, como el apocalipsis propio, real, de tu hábitat, de tu aldea, pero un apocalipsis del que se resurge constantemente, y al que se aprende desde la infancia a enfrentarlo, no solo a sufrirlo, a predecirlo, a temerle, a pronosticarlo para huir o resguardarse, sino a cogerlo de manera literal, por los cuernos. Apocalipsis y génesis en una comunidad Creole o criolla de Estados Unidos, en la misma historia y en el año de un anunciado fin para muchos. 

Películas como estas plantean la disyuntiva entre denunciar y criticar una realidad, o recrearla por más difícil que sea para fortalecerla, como fuente renovadora no solo hacía sí misma sino hacia el mundo. Por supuesto que puedes hacer un documental de denuncia tipo Michael Moore o Gasland o sobre el desastre del Huracán Katrina, pero también hay otras opciones igual de dignas y valiosas para mirar esas realidades. 

Esta podría ser la historia de la emergencia invernal en Colombia, en Choco, en Santander, en el municipio de La Cruz en Nariño, en algún lugar donde la naturaleza ha golpeado con fuerza muchas vidas, y aun así esta historia no es para nada una tragedia, es una celebración vibrante de lo que significa estar vivo. También podría ser una historia en corregimientos circunvalares al Volcán Galeras, como Nariño, Genoy, La Florida, y los habitantes que no quieren dejar sus tierras, digo esto, porque esta historia, está más cercana a nosotros de lo que podamos imaginar. Aquí recuerdo esas palabras de ese filósofo del uribismo o del obdulismo mejor, sobre que en Colombia no hay desplazados sino migrantes, bueno, en Bestias del Sur Salvaje, no hay ni lo uno ni lo otro, aunque el gobierno quiere evacuarlos o desplazarlos, ahí hay NO MIGRANTES. 
Es un film pagano, tribal, salvaje… menciona Mateo Bittani http://goo.gl/HmM5R creo que hay films más salvajes definitivamente o más brutales, pero no al mismo tiempo tan vitales, tan renovadores. 

Un fenómeno bestial del cine en su tiempo

Hay muchas razones, algunas para explicar el porqué de ello, están antes de este párrafo y después de el, intentando explicar la resonancia de este film en 2012 y hasta la fecha. 
Partamos de que la misma filmación coincidió en 2010 con el desastre ambiental de la Plataforma Petrolífera Deepwater Horizon conviviendo así el rodaje con la amenaza de la contaminación del ambiente por el derrame de petróleo, además de grabar en medio de labores de emergencia y evacuaciones. 

Luego su estreno en 2012 ha coincidido con la emergencia del Huracán Sandy en las costas cercanas a Nueva York y Nueva Jersey también en Estados Unidos. La película sin hacer denuncia alguna, pues no es eso lo que busca, sino resaltar una forma de vida, pone el dedo en la llaga, de los problemas que genera, no solo el cambio climático, colocándole a Estados Unidos especialmente un espejo en el que mirarse, de hacia dónde va, sino que también contrasta el mundo tecnológico aparentemente moderno y civilizado con el mundo salvaje o natural, donde algunos quieren vivir sin las reglas de los primeros. Más sin embargo esos que no tienen reglas, son víctimas, de la forma de vida de los que se supone más evolucionados. Los que hacen diques o muros que segregan e intoxican de paso la forma de vida de los “salvajes”. Los que construyen complejos industriales dantescos que asustan y amenazan terriblemente a los más silvestres. Sí a eso usted le suma, que era el año en que el apocalipsis se puso de moda por no traducir bien a los Mayas, pues esta película, pone de manifiesto de forma realista, en el corazón del sur estadounidense, un apocalipsis a escala local. 

Como si eso fuera poco, la película no se queda en una queja lastimera o en llanto o en denuncia, no, es un canto a la sobrevivencia, sí, es un espejo del desastre, al que el mundo de nuestro tiempo se enfrenta, el nombre de Sandy, debe sonarles, pero también es un grito, un llamado a sobrevivir. De ahí que su impacto allá sido mucho más importante, pues siempre valoramos más a quienes reconociendo un problema, proponen una solución, cualesquiera que sea. 


Cine Tercermundista del Primer Mundo 
La película siendo estadounidense, parece por momentos trasplantar el corazón de Africa al Misisipi o asemejarse más al cine latinoamericano que al del país del Tío Sam. Alamar (Pedro Gonzales Rubio, 2009) por ejemplo, El Vuelco del Cangrejo (Oscar Ruiz Navia, 2009), el documental La Vida de la Chispa (Cuba), o en un plano más urbano a La Sociedad del Semáforo (Rubén Mendoza, 2010). Tanto en Bestias... como en La Sociedad del Semáforo coincidían en mostrar de una forma casí documental aunque siguen siendo ficción, las quimeras de habitantes marginales, que llevan hasta sus últimas consecuencias, su deseo por defender sus ideales y su forma de vida. 

Es difícil encontrar referentes así en el cine estadounidense, tiene algo de esa estética visceral y vibrante de la mini serie La Esquina (2000), que dio paso a la reconocida serie The Wire (2002 – 2008), o de la crudeza propia de clanes de gente blanca en Winter’s Bone (Debra Granik, 2010). Todo lo anterior desde el punto de vista de su realismo, en cuanto a su magia, por supuesto que existen películas que temáticamente tratan el tema de las formas de vida marginales en USA con niños en sus epicentros narrativos, como Tideland (Terry Gilliam, 2005), aunque en un plano más infantil y existencialista Donde viven las cosas salvajes (Spike Jonze, 2009). 

Fuera de Estados Unidos hay producciones como Australia (Baz Luhrmann, 2008) o las películas animadas de Hayao Miyazaki o Emir Kusturica que ubican personajes infantiles, como héroes o heroínas en conflictos entre la naturaleza y la tecnología, entre la tradición y la civilización. Más allá de lo cinematográfico la literatura estadounidense tiene personajes infantiles del Misisipi que se emparentan con la pequeña Hushpuppy de Bestias del Sur Salvaje como Huckleberry Finn de Mark Twain, o Vardaman Bundren en la novela “Mientras Agonizo” de William Faulkner. 

La manera en que de algún modo se ve en el cine convencional tocado el tema de Katrina y alrededores, es Deja Vu (Tony Scott, 2006). Especulando es como al final de la saga Mad Max que pasa con la vida de esos chicos y sobrevivientes, solo que no en el desierto o en una ciudad abandonada sino en un delta camino al océano, una especie de 10.000 D.C., un Waterworld (Kevin Reynolds, 1995) muy realista y más verdadero. 

Un naturalismo vibrante

El director Zeitlin junto a Richardson su director de fotografía han buscado un equilibrio entre la fantasía y lo real en esta película y por ello han creado una textura visual que es de un naturalismo muy orgánico, conectado a la tierra, imperfecto y de de este modo real como menciona Richardson. Han tenido como referentes documentales como Dry Wood (Les Blank, 1973) también en el Misisipi de USA o La Soufriere (Werner Herzog, 1977) en el Caribe. 

El primer plano de la historia arranca desde el barro mismo y las manos de Hushpuppy a quien la cámara sigue, y así pretende mostrarnos su mirada que va descubriendo su mundo, en serpenteantes e inquietas exploraciones, por un laberinto de desechos que son el hogar improvisado en medio de la naturaleza de la familia Docet. Es una estética que semeja un documental por momentos, sí, ese tipo de película indi, cámara al hombro, o en mano, sobre lo marginal, donde parece una vez más estar imitando a lo real, a lo cotidiano, pero en la que saltan diversas cosas que desbaratan esa estética docu indi dentro de la ficción. Un guión con puestas en escena muy dramáticas entre padre e hija, puestas en escena muy emotivas de los habitantes de la isla que celebran la vida cada vez que pueden, porque vivir ahí tiene su merito seamos sinceros. La música que acompaña estas puestas en escena, y de la que hablamos un poco más, unas líneas más abajo. Y las reflexiones poéticas o filosóficas que hace la pequeña Hushpuppy. Ahí ya no es más la típica película indi, lenta, parsimoniosa, transmitiendo la vida de gente aislada, marginada, outsider o indiferente de su mundo, ahí ya es una explosión de júbilo, vitalidad, herencia, identidad, creencias e ideales de una gente, lo cual se reproduce en la música, en la mente de una pequeña, en los arrebatos de afirmación individual, machista, y de sobrevivencia de un padre. 

Es decir visualmente es naturalista pero narrativamente es muy dramático e introspectivo, también pero no profundo y silencioso sino reflexivo y explicito, y por supuesto infantil. Por algo se llama Bestias… pues tiene un sabor, un condimento que le da esa bestialidad llamémosle, o esa vitalidad sencillamente. Miramos el mundo con los ojos de Hushpuppy, o eso quiere el director, que lo veamos a su altura imaginativa, y de comprensión de la vida, llena de curiosidad, dudas, ignorancia ante el mundo, de ahí que los primeros planos nos muestren eso, esa mirada inocente, sencilla, inocente del conocimiento, descomplicada, cierta crudeza tanto como es su hábitat y su familia, pero en ella es mucho más. Hay sorpresas mágicas propias de la luz, las puestas en escena, del alma de sus protagonistas y del alma de ese lugar que vive, palpita, tiene una propia vida claramente definida. 


Cazadores del Misisipi Salvaje

Ben Zeitlin comenta que muchos directores de fotografía le dijeron que su película con las escenas que tenia, los problemas de clima, de escenarios, las limitaciones de presupuesto y demás, no podía hacerse, así de simple. Son unas condiciones difíciles en estos riachuelos del Misisipi, botes en movimiento, que no son botes, son remolques con tanques de combustible vacios sobre los que flotan, lluvias, animales en vivo, actores naturales, la emergencia ambiental cercana. 

Todo en suma, de esta película demuestra un gran ejemplo de audacia y eficacia en el manejo de recursos en difíciles condiciones técnicas y de locaciones. Esa energía básica primaria y explosiva que tienen los personajes de la Bañera parece haberse impregnado en el equipo técnico para superar todos estos retos y limitaciones. Una aventura técnica en palabras de Ben Richardson el director de fotografía “que afirma la vida espiritual”. http://goo.gl/CYgKa 

La película es épica entonces por su realización técnica y también temática, hay grandes retos con presupuestos limitados. Los realizadores tuvieron que derrotar sus miedos, prejuicios, la vocecita que te dice no puede lograrse, tal como lo hace Hushpuppy en la historia. Sí la locación por sus inundaciones y cercanía con el mar, además de la amenaza de huracanes, no parece intimidante, esta además, a escasa distancia, de uno de los complejos tecno químicos más grandes del planeta y por ende más terribles en producción de desechos de este tipo, tal como lo muestra el documental Gasland (Josh Fox, 2010). 

Los realizadores han navegado por limitaciones, dificultades, amenazas, todo con tal de dar con un grado de verdad de una difícil forma de vida, extraña para muchas personas, especialmente del mundo urbano y de clases sociales que están más allá de la pobreza. Una forma de vida que aunque pueda parecernos a alguno inusual es mágica al mismo tiempo y que vale cada gramo de riesgo que han tomado en capturarla y transmitírnosla. 


La Galaxia Hushpuppy


Una isla en los meandros del Rio Misisipi en el estado de Luisiana (USA), llamada en la película Charles Doucet o La Tina o La Bañera (Bathtub), como uds. deseen, es el universo de una pequeña niña con un inmenso afro y vigor por vivir, pero al mismo tiempo, su universo, su isla, llamada Bañera, y ella misma, son uno solo amalgamado de algún modo. Así como cuentan en los libros de psicoanálisis, sobre la personalidad infantil en la que el niño se siente unido al todo, así Hushpuppy como sí fuera una animista parece sentir que lo que le pasa a ella, le pasa también a su universo, lo malo que ella hace o rompe, hace crack también en una tormenta o en lo profundo de un rio. Es un microcosmos dentro de ese macrocosmos que es la Comunidad Bayou de Luisiana. Hushpuppy es un invento tanto de su director como de la inspiración de la pequeña actriz Quvenzhané Wallis, la mujer o niña más joven en ser nominada al Premio Oscar. 

En su universo su padre es tan malo como bueno, tanto que sueña con su muerte como con que el la puede matar, es el pilar de su universo y cuando le hace falta o no es una fuente de abrigo, afecto o enseñanza lo odia, o al menos parece hacerlo, por no evitarle sus miedos. Unos temores que me recuerdan el Sueño del animal malo de Carl Jung, así de telúricos, bestiales y amenazantes son los temores de Hushpuppy, pero también así de míticos y mágicos. De ahí que esos miedos son como una mezcla del monstruo come niños del Laberinto del Fauno (Guillermo Del Toro, 2006) o el lobo llamado Scrunt de La Dama del Agua (M. Night Shyamalan, 2006), con una cierta atmosfera de los sueños de David Lynch, son unas entidades difíciles de explicar porque son el miedo mismo, una metáfora de la tierra muriendo, pero a qué diferencia de otras historias, aquí son más asibles, pues la protagonista termina encontrándoles mucho más sentido, y el espectador también. Incluso para terminar mutando en algo similar a las cosas salvajes del cuento de Maurice Sendak o de la película de Spike Jonze (2009) o la mismísima Monsters Inc. (2001). 

Porque Hushpuppy es como una metáfora en general de cómo la vida, así como esos meandros o ramales del Misisipi se abren paso para conquistar sus miedos, ese océano amenazante que esta allá afuera diciendo, no podrás, no debes hacerlo, pagaras caro si lo intentas, vendrá la muerte, vas a naufragar. Hushpuppy encuentra en su amor a su familia, su armadura para enfrentarlos, en su corazón, y en el mismo, el secreto, de que nuestros miedos, somos nosotros mismos. Llevamos el alma de esas bestias. Ben Zeitlin ha encargado a esta niña la parte poética de la película, por decirle de alguna manera, y tal poesía, no es más que la reflexión de lo que va aprendiendo en un islote escuela, que al mismo tiempo es un silvestre animalario de crustáceos y otras criaturitas de la mano de una nativa o habitante de esta comunidad, la cual es tanto maestra para la sobrevivencia en el Misisipi, como conocedora de las virtudes de las plantas y las raíces. 

Por tanto esa “poesía” no es más que la sabiduría de su gente, heredándose en ella y en su mente a cada momento. Podría por ello Hushpuppy ser la historia del bebe esquimal que el inefable trió de la Era del Hielo rescato, ¿qué paso con el después?, como sobrevivió, algo así es esta historia. 

Hushpuppy en su universo aprende sobre las bestias, las criaturas, considerándose a sí misma una de ellas, descubre que es la vida, el lenguaje de sus latidos y al mismo tiempo la muerte, como dos fuerzas inmutables de la naturaleza, a las que se respeta pero a las que se mira directo a los ojos, así como quieren los espartanos en su isla en “300” (Frank Miller, 1998) que sus niños miren a los lobos en sus luchas iniciáticas en su hombría. Hushpuppy, claro está, aprende y descubre por sí misma, ese otro mundo, más alla del dique, donde todos somos más débiles, más dependientes de lo artificial, y mucho más temerosos de todo.  Hushpuppy descubre el mundo, su isla y lo que la rodea, y al mismo tiempo se hace a sí misma, es una con su tierra, en medio del océano, que le fue heredado. 


Lo atávico: La Isla Charles Doucet 

Wink, el padre de Hushpuppy, abandonado o viudo, no se sabe bien, es una representación en sí mismo de lo que es la gente de esa especie de isla llamada la Bañera, el es como ese representante más beligerante, que más reafirma su voluntad de libertad, de individualidad, de aislamiento al mismo tiempo del mundo moderno. Es alcohólico y padece al parecer leucemia. Es el símbolo de lo atávico para mí , ese deseo de regresión a lo más primario, alguien que acepto en cierto modo ese llamado de la salvaje, y ver eso con esa intensidad, vale la pena celebrarlo y disfrutarlo, pues es una de las más genuinas expresiones del ser humano, más alla de los problemas obvios que puede traer. 

Hay espectadores de esta película, guiados por el miedo de nuestro mundo, el moderno claro, por decirle de algún modo, esto que llamamos civilización, que ponen el grito en el cielo, asustados obviamente, por las conductas primitivas de Wink, digamos, anti higiénicas, o severas como padre. Y basados en eso descalifican la historia, la ficción que es esta película, el miedo no los deja diferenciar la realidad de lo que no lo es, y apreciar la estética, el símbolo. Esa sí, pobre gente. 

Wink es interpretado por Dwight Henrry, quien antes de ser actor en esta película era panadero en Luisiana, y hacer un tour por el alma del ser humano, tan intenso, por ese atavismo que le digo yo, que es sorprendente y en nada es opacado por la niña que es su hija en la historia. Ambos son dos polos de una energía, de la vida abriéndose paso. De ahí que tanto Henrry como Quvenzhané Wallis ya estén grabando una película nueva, al mando de Steve McQueen “Doce años un Esclavo” a estrenarse en septiembre de 2013, con un elenco repleto de estrellas que van desde Brad Pitt a Michael Fassbender. 

El personaje de Wink me recuerda a los viejitos que consumen hasta morir un licor llamado Chispa en Cuba, el cual es supremamente tóxico, y que pude conocerlo gracias al documental “La Vida de la Chispa”. Ese sentimiento de Wink es compartido de corazón por toda su gente, desde su hija hasta sus vecinos como el viejo Walrus, ellos son los Walrus, y al final despiden a los suyos como vikingos con una aparente fe en el más allá, que me recordó el final de Tan Lejos tan Cerca (Wim Wenders, 1993), en el presentimiento interno de que el que muere parte en un viaje que el corazón de cada uno, sabe cuando ha tocado puerto. 


Así suenan los riachuelos del Misisipi 


Es tan folk, alegre y sencilla entre violines festivos como épica y propia de una banda de New Orleans en otros momentos sin dejar de tener ese toque infantil de canción de cuna como de una vieja melodía de un acetato que llega a nuestros oídos desde un lugar detenido en el tiempo. Ben Zeitlin quien además de dirigir también compone la música de la película junto a Dan Romer, han evocados melodías y sonidos propios de lo que se conoce como Zydeco, una mixtura musical entre el Cajún y el Blues, música rural propia de los afroamericanos de Luisiana con un alto contenido popular y aun vigente. La música además es una de las principales responsables de darle esta atmosfera tan única a esta película, junto la fuerte carga dramática y emotiva de las escenas. De este modo se distancia también de cualquier película independiente sobre lo rural o una comunidad marginal. 

Cansados de besar sapos apostemos por lo bestial 

El costo de esta producción independiente estadounidense fue de 1 millón 800 mil dolares, aproximadamente 3.195 millones de pesos, menos de la mitad de lo que costó la película colombiana El Cartel de los Sapos, que fueron 5 millones de dolares, película que la Academia del Cine Colombiano propuso para la Categoría de Mejor Película Extranjera para los Premios Oscar. Categoría en la que por supuesto no tenía ni la más mínima posibilidad, esta comparación, nos permite ver como se gastan el cine colombiano en películas que son refritos de la televisión y que no obtienen ningún suceso en el mundo, cuando el mismo corazón de Estados Unidos, donde se supone es la capital del despilfarro, con inferiores cifras se logra mayor reconocimiento mundial. 


Quien dirige la expedición al Bestiario

“Quiero llenar mi vida y mis películas de personas aventureras, valientes y con buen corazón”. 

Así resume Ben Zeitlin lo que quiere del cine, el director de esta joya fílmica, de esta experiencia vital. Como la consecución de una armonía sentimental y energética tanto con la historia, como con aquellos que la construyen y así de paso inventar un universo. Es decir que no solo recreas la ficción, el universo imaginario, también de paso recreas la misma realidad. Pero no se crean que comenzó haciendo películas indi desde su infancia, su primera película a los 5 años fue Batman o Superman y creció en una familia neoyorquina de gestores culturales y defensores del patrimonio de su ciudad, fundadores de la Fundación sin ánimo de lucro City Lore, dedicados a promover eventos de poesía, tradiciones urbanas, happenings, escuela de artes, memoria, conservación de patrimonio y reconocimiento a lideres culturales y sociales. www.citylore.org 

Bestias del Sur Salvaje proviene de todo un proceso del director por conocer y colaborar con los damnificados del Huracán Katrina en Luisiana en 2005, del cual en primera instancia se realiza el cortometraje “Glory at sea” de 2008, el cual es la raíz misma de la actual película y opera prima. Pueden verlo en youtube o vimeo buscando por su titulo, aunque no se encuentran subtítulos en español. Este cortometraje recibió un premio en el Festival South by Southwest y camino a Austin (Texas) a recibirlo, Ben Zeitlin sufrió un accidente que requirió 6 meses de convalecencia. Lo anterior quizás, como muestra, de que no solo los protagonistas de su película tienen que afrontar dificultades y superar retos, también el mismo lo ha hecho, en este camino del cine, y de paso en la realización de su film. Previamente Zeitlin desarrollo dos cortometrajes animados Los Orígenes de la Electricidad (2006) y Egg (2005). 

Su trabajo con la animación se remonta también a sus estudios y prácticas realizadas en Praga (República Checa) donde incluso llego a estar en contacto con el Maestro Jan Svankmajer y donde coincidió con Ben Richardson (Dir. Fotografía), el otro artesano detrás de Bestias del Sur Salvaje y Ray Tintori (Asistente de Dirección) videoclipero de la banda MGMT. 


El otro semen de Bestias… viene de Lucy Alibar, amiga de adolescencia de Zeitlin, y su obra teatral de un solo acto “Jugoso y Delicioso”. Una obra surgida en una región similar al Misisipi de Luisiana, como es el Panhandle de la Florida (USA), no igual, pero sí con muchas similitudes. 

Al respecto Zeitlin comentá “Hushpuppy nació de nosotros dos y del espíritu de Quvenzhané Wallis. Es un pequeño animal que debe encontrar la fuerza del sur de Luisiana para sobrevivir. Le di toda mi sabiduría y todo mi valor. Es la persona en la que me quiero convertir”.  

Bestias del Sur Salvaje o lo que es lo mismo, la vida. 




Por Luis William Lucero Salcedo

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