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Los Simulacros detrás de La Fraternidad Global

El retrato desnudo de un genio y su elite que ha marcado una década y a su generación, son los apelativos comunes en los que se puede caer definiendo la película La Red Social (The Social Network) de David Fincher. O al menos una parte de la generación de esta década, la que se involucra en las redes sociales del internet. La película nos cuenta que se buscaba entrar en una fraternidad universitaria, y terminaron construyendo una “fraternidad global”.
Nos sitúa en la perspectiva de quienes somos frente al Otro, ¿competidores? ¿pares? ¿prójimos? ¿nada? o ¿nadie? Sí, porque se trata de ver como surge una “red social” o red virtual de contactos que mal que bien funciona y sirve para diversos propósitos de integración de agrupaciones o comunidades. También se crean conflictos a través de ella, sin duda, es apenas normal. Sin embargo de donde surge, de ambiciones elitistas, de complejos de desadaptación social, de anhelos por trepar socialmente, de serias incapacidades para relacionarse con el Otro, necesidad de ligar dentro una misma clase o elite social. Todo ello, al estar mediatizados, o limitados por los canales digitales o tecnológicos, en contraposición a los canales de comunicación humanos tradicionales.

La puesta en escena entonces de una serie de taras sociales de estudiantes universitarios, combinadas con sus enormes capacidades de diseño y creación de software, sumadas a sus ambiciones, propias de algunas de las universidades más elitistas del mundo. Así comenzaba la década del siglo 21, con esto conocido como el fenómeno Facebook.
No nos podemos comunicar con alguien que vive un piso más abajo de donde estamos o a pocos metros de nuestro dormitorio universitario, sino es a través de mails o correos electrónicos.

¿Eso somos?

Es entonces Facebook una ingeniosa prótesis social para esta enorme incapacidad del ser humano actual para relacionarse, comunicarse, reconocerse, encontrarse, interactuar…


Un Fincher artesano y aplicado

Cuando quizás su director, David Fincher (El Club de la Pelea, Seven, El Juego, La Habitación del Pánico, El Caso de Benjamin Button) decidió llevar esta historia sobre el origen de este fenómeno, pudo optar por abarratornos de términos tecnológicos y la trama creativa de estos supuestos genios. Sin embargo opta por los vacíos humanos que los habitan, las islas a las que pertenecen, en las cuales Facebook vino a ser un casí espontaneo puente transatlántico entre unos y otros.
David Fincher por tanto al final más que dejarnos un relato sobre la tecnología, la frivolidad, lo interactivo, la realidad virtual, etc… Nos retrata algo muy humano, sí, a través de los vacíos, las taras comunicativas, las frágiles amistades y relaciones tan superficiales y utilitaristas de sus personajes, no del usuario del Facebook, sino de aquellos que intervinieron en su creación, según la película. Una disección sobre esa capacidad humana gregaria: represada, mediatizada, virtualizada, codificada, pero latente ahí en todos nosotros para rebelarnos de esta cultura virtual.
También pudo caer en su estética videoclipera para ambientarnos mejor esta historia que parte de cosas tan humanas y tan frívolas al mismo tiempo, pero su formato es tremendamente clásico, por momentos cercano a un tele film, una película para la televisión. Una narración nada complicada en su formato y sí quizás enredada en la forma como se relacionan los personajes, de modo que terminaron todos implicados en tribunales, juicios y demandas.
Esta película es una adaptación de “Los Billonarios Accidentales: La Creación de Facebook, Una historia de Sexo, Dinero, Genialidad y Traición” de Ben Mezrich de 2009. De esta mismo autor y graduado de Harvard también se adapto para el cine el libro “Bringing Down the House” en la película “21”.

El guión parecería estar supeditado más que a la narración de una historia, al sumario de una serie de audiencias de conciliación entre las partes demandantes, que pugnan por la autoría de Facebook. Tales audiencias y sus consecuentes retrospectivas de lo que sucedió.
Un sumario donde todo gira en torno a la incapacidad comunicativa de su protagonista, Mark Zuckerberg, al menos con sus pares, con los personajes que lo rodean. Justamente a su negación a la comunicación en la mayoría de los casos. Pues todo en el protagonista principal esta remitido a su diseño de códigos o a su comunicación creativa con la red digital. El retrato de un genio de estos tiempos dirían algunos. Los genios creativos en diversas ocasiones han estado expuestos a estas polémicas, quizás no tan controvertidas como en este caso, pero sí algo similares. Thomas Alva Edisson o el mismo Bill Gates que aparece en la película inclusive, para no alejarnos de Estados Unidos mismo. Uno y otro envueltos en polémicas con colegas y conflictos sobre los derechos de autor de sus creaciones.


El “Wall Street” de la Red en el Siglo 21

Dos formas de ver el mundo contrapuestas, la crema innata de la aristocracia juvenil estadounidense en las universidades de Boston contra el genio asocial de Mark Zuckerberg y su pretensión de una supuesta cultura “Cool”, injertada con el aporte californiano representado en Sean Parker (Creador de Napster 1).

De cualquier modo es imposible no ver en The Social Network y los negocios de internet lo que la película Wall Street (Oliver Stone, 1987) fue a los negocios de la bolsa de valores. Gordon Gecko (Michael Douglas) como el corruptor o mentor por la codicia trasladado ahora a Sean Parker (Justin Timberlake) y Bud Fox (Charlie Sheen), el talentoso joven que se corrompe en el camino ahora representado por Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg). Mark Zuckerberg, en la película, creador de Facebook, más alla de los robos o no de grandes o pequeñas ideas deja a un amigo sin su porcentaje de esta empresa cuando fue su principal aportarte de capital en sus inicios. Y lo que es peor, lo hace quizás por no ser cool o por lo que sea, pero a través de un engaño. La diferencia quizás entre Bud Fox y Mark Zuckerberg, el primero dejando a su padre sin su empleo, su sindicato y su empresa, por la ambición propia de un yuppie de Wall Street, es que el segundo, debido a sus tremendas incapacidades interpersonales para relacionarse, quizás ni siquiera entiende, que existen razones éticas para no traicionar a un amigo. Parece estar apenado al final de haber perdido una amistad o haberse granjeado otra amistad que le fallo, sin embargo, cuesta creer que alcance a entender que existen limitantes éticos en las relaciones interpersonales. Algunos le llaman cultura a eso, o parte de la cultura.

De ahí que algunos comparen el final y la película con El Ciudadano Kane (Orson Welles, 1941), se conquista el mundo y se pierde el alma, o al menos el corazón. Sobre el tema ético, la verdad no es nada asombroso, este tipo de actitudes más que traidoras del personaje principal de la película, ajenas a la conciencia ética que existe en las relaciones con el Otro, los amigos, etc… Porque en esta generación así se representan las relaciones hoy en día, sí tu miras The Big Bang Theory, una serie de comedia sobre jóvenes inventores, científicos y concentrados más en el mundo virtual que en el real, seria normal esto que podríamos llamar traición, no es nada de lo que extrañarse. Es un entorno de tremenda ambición individualista, ensimismamiento, competitividad y tan poco humano, que es normal que cualquiera pase por encima de otro sin importarle o entender que hay algo censurable ahí.
No en vano Aaron Sorkin, guionista de La Red Social, recibiendo el Premio de la Crítica a Mejor Guión Adaptado en 2011, se lo dedico a Mark Zuckerberg, y mencionó que sí uno ve la película aceptara que el estaba equivocado en este momento fundacional de Facebook, y que luego el corrigió esta actitud o posición y ha dejado como legado algo mejor.


Fragmentos de la Artesanal “Red Social”

Un elenco ampliamente juvenil y sin grandes luminarias de la actuación ni interpretes con experiencia reconocida. Aplicados especialmente a dar cuenta parecería de la defunción de una sociedad, sí, relatan la creación de una supuesta red social, con la discreción y duelo propios de quienes ven como sus exiguas relaciones interpersonales quedan reducidas a acuerdos de confidencialidad, multas, denuncias y difamaciones. Casí dan pena verlos cargar con ese luto siendo tan jóvenes.
Un tono de luz opaco y sobrio para retratarnos el campus universitario de Harvard, sus jardines otoñales, la madera de grandes salones forrando todo e inclusive incorporando a su color a los jóvenes protagonistas de la historia. Es quizás de ese tono del que huye Mark Zuckerberg (creador de Facebook), huye para crear su propio ambiente corporativo alejado de Boston y sus pequeñas Atenas universitarias.


La Gran Candidata 

Más alla del asunto esencial de la película en sí, vale la pena señalar que Social Network es sino la gran candidata a ganar el premio a Mejor Película en los Globos Dorados al igual que Los Oscar, una de las 2 o 3 que aspiran a ello. Y ahí es justo señalar que no es la mejor película de Fincher, en esta misma onda de recreación histórica tan clásica, Zodiaco, es una película más aplicada, mejor interpretada por donde se la vea y más redonda. Un poco más se podría decir de El Curioso Caso de Benjamin Button. Inclusive Seven o El Club de la Pelea son películas más impactantes y con mayor trascendencia en la actual generación y su cultura popular. Sin embargo parecería que David Fincher con La Red Social tiene muchas papeletas para inscribir una de sus películas en la lista de ganadoras del Premio Oscar. Vale anotar que entro entre las 10 mejores películas de 2010 para la prestigiosa y tradicional revista europea de cine Cahiers du Cinema.

1. Napster: Entre 1999 y 2001 Shawn Fanning y Sean Parker, desarrollaron un programa de distribución de archivos musicales para su descarga gratuita a través de internet. El programa fue clausurado debido a la decisión de un juez estadounidense debido a las diversas demandas de las industrias musicales.

Reseña Escrita por Wiliam Lucero para Cineztesia y la Revista Galactica.

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